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¡ Que se jodan !

Mi abuelo era la ostia. Siempre iba a su puta bola y eso era algo que a un niño de mi edad me flipaba. 

 

Ponte en situación, 9 años, en el pueblo de veraneo donde mis padres me enviaban en cuanto acababan las clases - finales de junio- . Ala . Empaquetao con mi abuela y mi abuelo al pueblo. 

 

Yo, encantado de la vida. Claro. Mi abuela era de esos ángeles caídos del cielo que me trataba como a un dios y con un cariño que te hacía sentir la persona más importante del mundo. ¡ Eso sí que era vender !

 

En cambio, mi abuelo era diferente. Era otra manera de amar, supongo. Pero más seco que la mojama. Eso sí, tenía su sentido del humor. Un humor más negro que la uña de un mecánico.

 

En los pueblo ya sabes que hay algunas costumbres que , quieras o no quieras, tienes que pasar por el aro. 

 

Una de ellas es ir a visitar a gente que no conoces de nada, pero te insisten que son primos tuyos segundo....

El resto lo conocen los que me leen todos los días .

Tanto apuntarte como darte de baja está chupao .

Tira los tejos a Velencoso

Javier Marías 

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